Mensaje
Mensual de Nuestra
Madre Amantísima para todos sus Hijos
Abril
13, 2012
“Mis
pequeñas, que bonito es para vuestra Madre Amantísima, templo del Espíritu
Santo Divino, estar con vosotros, con el Bien Amado resucitado y no con el
doloroso. Vuestra Madre tuvo que contemplarlo en la Cruz, muriendo, muriendo
poco a poco, martirizado, sufriendo los dolores de la traición del ser humano
de aquel momento. Ellos caminaban con Mi Bien Amado Hecho Hombre desde que era
pequeño, pero siempre hubo malas intenciones en contra de Él.
Para vuestra Madre Amantísima siempre es un glorioso día el poder
celebrar con vosotros la Resurrección del Señor cuando el Bien Amado ha nacido
de nuevo a la vida. Él es el
Camino. Él se cobijó en el Vientre
de vuestra Madre y Él es el Camino que conduce a las criaturas a comportarse
mejor que aquellos seres humanos que fueron cómplices de Su crucifixión y
muerte.
Vuestra
Madre está contenta, porque en este tiempo vosotros recordáis la Muerte y
Resurrección de Su Hijo que vive en vuestros corazones.
Jesús, pequeños Míos, fue el Camino y es el Camino, el único Camino
que conduce al rebaño a Su Amor. Él
conduce el rebaño y trae aquellos que están dispersos para que vuelvan al
redil, al redil de la Buena Voluntad del Bien Amado y de vuestra Madre Amantísima.
Vuestra
Madre se regocija eternamente en el Cielo cada vez que ve a cada uno de vosotros
que con amor y sacrificios recordáis el Sufrimiento del Bien Amado y comparten
la alegría de la Resurrección. Recordad
vosotros que el Vientre de vuestra Madre sirvió de Santuario, sirvió de Tabernáculo.
Allí se cobijó la Eucaristía que seria para vosotros alimento del Espíritu
Divino de Dios a través del pequeñito pan que dan en vuestros templos cada vez
que uno de vuestros pastores recuerda la Vida de vuestro Señor Jesucristo en la
Misa.
Recordad
vosotros que Jesús envía a vuestra Madre Amantísima a todas partes del mundo
para que vosotros podáis andar por el Camino que Él os dejó.
Recordad siempre, pequeños Míos, que vuestro Padre Celestial está con
vosotros, y cuando andan en el Camino de la Luz es cuando serán convertidos.
Jesús vino a través del Vientre de vuestra Madre.
Durante la Misa se convierte en un pequeño pedazo de pan cuando se
celebra la Crucifixión del Bien Amado, que es Mi Hijo Amantísimo.
Vosotros debéis ir a la Confesión con los pastores que Él os dejó
para poder recibir la Eucaristía. Los
pastores esperan siempre a las criaturas para que vayan de nuevo a encontrarse
con Él en el Santísimo Sacramento del Altar.
Recordad
que Jesús como Dios es un Espíritu Divino, y como Espíritu Divino, fue
concebido en el Vientre de vuestra Madre y vino al mundo.
Vuestra Madre fue virgen antes y después del parto.
Vuestro Padre escogió a vuestra Madre Amantísima para engendrarse en
Ella. Ese pequeño Ser Humano Divino
creció en el Camino que después, Él os dejaría para que cada uno de vosotros
encontrara la Verdad y el Amor muchas veces por medio del sacrificio y el
abandono.
No
os preocupéis cada uno de vosotros, porque hoy estáis recibiendo el Agua
Bendita que os manda Jesús. [Empezó a llover.]
Muchos de los que están en este lugar serán sanos por esa Agua que
vosotros hoy estáis recibiendo. No
tengáis miedo, pequeños Míos, porque vuestro Padre Celestial está a través
de ella [Rosa], hablándole a cada uno de vosotros y vosotros están recibiendo
esa bendición Divina que cae del cielo para sanaros de muchas enfermedades que
traen con vosotros.
Jesús
dejó un solo Camino que es la Verdad, el Amor y el Sacrificio.
El otro camino es la maldad, el crimen, y la traición.
Jesús, que es el mismo Dios, le dio al hombre el don de escoger el
Camino que cada uno de vosotros podáis seguir en sus vidas.
Las madres deben consagrar sus hijos a Jesús cuando salen de vuestros
hogares, entonces María los conducirá de la mano ha donde sea que vayan para
guiarlos en el Camino al Amor que Dios os dejó.
Los
padres deben guiar a las criaturas al Camino que Jesús os dejó.
Ese Camino deben recorrerlo con sus hijos durante la vida para que cada
uno de ellos sean hombres y mujeres de bien.
Muchas mujeres hoy escogen parejas como los animales solo se aparejan y
no escogen esposos para que sean parte de la Iglesia que Dios os dejó al
bendecir vuestros matrimonios. ¿Como
es posible entonces que vuestros hijos de hoy pueden creer y conducirse en el
Camino que es Jesús si no caminan con Él?
Jesús murió en la Cruz para conduciros por la vida, cumpliendo y
haciendo siempre la Voluntad del Padre. Vuestra
Madre Amantísima, a través de Jesús, os trae de tiempo en tiempo los Mensajes
que Él os da para que vosotros enderecéis el Camino que os conducirá a Él en
vez de torcerlo. Un día, Él os
pedirá cuentas a cada uno de vosotros de vuestras acciones.
El Camino del Bien Amado es sacrificio, dolor, renuncia.
Muchos quieren escoger ese Camino, pero lo abandonan a mitad.
[Empezó a llover fuertemente.]
Os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amen.”
Abril
7, 2012
Noche
de Vigilia
“Hoy, hija Mía, os doy el Mensaje a los hijos que he traído con el
amor infinito del Espíritu Santo. Este
Misterio del Nacimiento de Jesús es un Misterio maravilloso.
Hoy, las mujeres procrean y engendran a criaturas que muchas veces no
aman. Muchas mujeres no quieren
cuidar a sus pequeñas criaturas y las dejan en brazos de otras personas las
cuales después acaban con las vidas de esas criaturas torturándolas y martirizándolas.
Vuestro Padre Celestial envió a Su Hijo Amantísimo a la tierra a
sacrificarse por cada uno de vosotros. Hoy,
el hombre
tortura
los
vientres de las mujeres
que conciben
y
asesinan sus
criaturas
en un aborto,
que por desgracia para
ellos,
puede impedirles
concebir
las demás criaturas.
Los
niños hoy son engendrados, no por amor, sino por el vicio del sexo que muchos
hoy practican en la humanidad.
Vuestro Padre Celestial y vuestra Madre Amantísima en este tiempo os
advierte que la generación se acabara en un momento determinado porque el
hombre no ha obedecido la Ley que tenía que haber obedecido desde los tiempos
de Adán y Eva, en procrear y multiplicad. Hoy,
no. Hoy, los hombres no quieren
tener hijos; las mujeres no quieren concebir.
Jesús vino al mundo en un tiempo donde si se enteraban que vuestra Madre
Amantísima había concebido por medio del Espíritu Santo, nadie en aquel
momento lo hubiese creído. Al igual
que hoy no creen en muchas de las apariciones de vuestra Madre, en aquel tiempo
tampoco podían creer que una virgen pudiera tener una criatura. Vuestro
Padre Celestial así lo dispuso que fuera y que vuestra Madre tuviera el
privilegio de traer al mundo a una criatura que salvaría a la humanidad de
todos los grandes acontecimientos que pasarían. Todavía
sigue pasando y seguirá pasando, porque el hombre no acaba de entender que hay
un solo Dios, y ese Dios es el mismo Jesús de Nazaret, vuestro Divina
Misericordia, que os acompaña en todo tiempo a todos aquellos que con amor y
verdadera devoción ora el pequeño Rosario para unirlos en un pensamientos
gozosas con vuestro Padre y vuestra Madre.
Vuestra Madre en este tiempo sigue derramando las Lágrimas que derramo
cuando Jesús entrego Su Vida para salvar al hombre, y para que el hombre crea.
Jesús sacrificó Su Vida por la humanidad y vuestra Madre os pregunta,
¿de que os serviría? Hoy en la
actualidad, las criaturas viven en una humanidad, pero deshumanizada.
Vuestra Madre sufrió al ver a Su Hijo Amado sufrir todo el Calvario
desde el Huerto de Getsemaní y todo lo que pasó durante el Vía Crucis,
sabiendo que iba a la Crucifixión, siendo inocente, y vuestra Madre vio y aceptó
la entrega de Su Hijo con un amor infinito. Aquellos
hombres lo sacrificaron; lo ofendieron, lo abofetearon, lo escupieron, le dieron
latigazos, y lo crucificaron en la Cruz donde se crucificaban solamente a los
ladrones viles y los que cometían los más delitos grandes de ese tiempo.
Vuestra Madre, con un amor infinito, aceptó esa entrega del Bien Amado
en un ágape de amor para que el hombre se salvará.
Aquel que verdaderamente se arrepintiera de todos sus miserables obras y
pidiera perdón fuera perdonado. Vuestro
Padre Celestial dice que si Judas Iscariote se hubiese arrepentido de haber
entregado al Bien Amado a los ladrones y criminales que lo entrego, lo hubiera
perdonado. Así fue y es el Corazón
de Jesús, a todo aquel que doble rodilla ante Él, y le pida perdón por todas
las malas conductas que hacen en el mundo, Él los perdona.
Jesús siempre es un Ser de Amor, un Ser de Verdadera Justicia, un Ser
que si aquellos que doblaran rodillas ante Él y arrepentidos, Él les daría un
perdón infinito, haciéndolos llegar al Paraíso en un día determinado.
Hoy, el hombre no pide perdón porque se cree que no tiene pecados, que
no comete errores, que no asesina.
Todos los días hay crímenes en esa humanidad en que vosotros vivís.
No solo contra los inocentes que conciben las mujeres de hoy que vuestra
Madre Amantísima no lo entiende, sino con aquellos infelices que huyen de sus
países. Ellos buscan una tierra
donde procrear, trabajar y llevar el alimento a sus criaturas, y son asesinados
en los desiertos. Os hablo de los
infelices Mexicanos que huyen de sus tierras y a todos los de vuestros países
de Centro y Sur América que vienen buscando un lugar donde poderos recobrar lo
que deberían haber tenido en sus propios países, pero que tuvieron que salir
huyendo. Los crímenes que se
cometen hoy son tan grandes como los que lo hicieron con el Bien Amado. Vuestra
Madre os dio a Jesús al hombre como un Regalo de Amor para salvarlos de la
iniquidad, y perdonarlos un día si se arrepentían.
Pequeños Míos, vuestra Madre Amantísima os dice que no os preocupéis
tanto por las cosas materiales, porque lo más importante es lo que vosotros
lleváis en vuestros corazones.
Orad en todo momento, pidiéndole a Dios que a través de vuestra Madre
Amantísima y de la Divina Misericordia dirigía los Ojos del Padre Celestial
hacia este mundo convulso, donde no termina las guerras farrecidas donde se
matan unos a otros como si fueran bestias. Acaban
con la naturaleza que Dios os dejó y va a llegar el momento que nadie va tener
que llevaros a vuestras bocas para alimentaros. Están
acabando con todo lo que el Padre Celestial ha dejado a la humanidad.
Seguirán habiendo catástrofes en todas partes del mundo.
Seguirán los terremotos y las inundaciones.
A esos gobernantes que hoy gobiernan mal a sus pueblos y los llevan a la
tiranía más cruel y más criminal que puedan ojos humanos, ver recibirán muy
pronto su castigo. Ya se han
condenado ellos mismos y serán llamados a dar cuentas al Padre de lo que han
hecho en la humanidad.
Vosotros,
hijos Míos, teneros que preparar y orar para que no toque el Medio Oriente, la
Tierra Prometida que tanto ama vuestro Padre Celestial a través de Jesús. Allí
todo lo hizo Dios para el regocijo de la humanidad. Procurad
que ese pequeño Jardín que hizo Dios para que cuando Jesús viniera al mundo,
a ese Jerusalén en Israel, no lo toque el enemigo, porque entonces será el
principio del fin, no de toda la humanidad, pero si gran parte de ella.
Siempre acordaos que vuestra Madre os viene diciendo que tengáis y
acumuléis cada año alimento y agua por un año.
Vuestro Padre no da fecha, el tiempo del Cielo no es el tiempo de la
tierra en que vosotros vivís. Acordaos
que de año a cada año podréis vosotros reunir los alimentos si no se ha
cumplido lo que debe ocurrir, repartirlo a los más necesitados que andan por el
mundo sin tener nada que llevarse a la boca ya que mientras a unos les sobra a
otros les falta.
Grandes terremotos y grandes inundaciones azotaran a la humanidad. Recordad
que el mundo no se va acabar como dicen esos profetas que andan por ahí llenado
de cuentos los oídos de las pequeñas criaturas y nada se llevará a cabo hasta
que Jesús sea el que regrese a componer la tierra que el mismo formó.
Recuerden que Dios es Jesús, que Jesús es Dios.
Este día es importante para cada uno de vosotros.
Vosotros tenéis que con amor recibid de la pequeña criatura la unción
que os dará, y si vosotros pedís, hallareis, y si rogad, os escuchará el
Padre y el Hijo, que son Uno Solo. Amen.”