Mensaje
Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Marzo
13, 2015
“Hace tiempo que
vuestra Madre Amantísima aparece en
todas partes del mundo para traerle al hombre la verdad de los acontecimientos
en el mundo, sin embargo, el hombre no acude a los lugares donde se dan los
Mensajes de vuestra Madre Amantísima. El
hombre de estos tiempos no cree que vuestra Madre Amantísima pueda aparecer en
cualquier parte, a cualquier momento, y a cualquier persona, especialmente a los
más humildes.
“El hombre no obedece los Mandamientos de la Ley de Dios, ni tiene fe.
En cualquier momento puede suceder algo en este mundo en que vosotros vivís,
y no os podéis proteger si Dios no os advierte de las cosas que van a venir
para la humanidad. Van a ocurrir
grandes acontecimientos y el hombre se tendrá que arrepentir de corazón por
todo el mal que hace a esta humanidad. El
hombre cree que no va a sufrir las consecuencias de sus actos por destruir todo
lo que Dios creo con amor. La
humanidad carece de aquello que todos deben de tener en vuestros corazones, que
es el amor a vuestros semejantes; vosotros debéis ayudar a los más necesitados
de este mundo.
“Hoy, grandes acontecimientos están ocurriendo en el mundo y más
grandes van a ocurrir, empezando en el Medio Oriente.
Pero vosotros no vais a estar preparados, por no escuchar lo que vuestro
Padre Celestial os anuncia.
“Habrá mucha destrucción, pero no como muchos piensan, por
inundaciones. Habrá temblores de
tierra que estremecerá a toda la humanidad y destruirá muchos lugares,
palacios, casas y carreteras. El
hombre no obedece a Dios ni escucha los Mensajes que Él os envía en todas las
apariciones de vuestra Madre en todas partes del mundo.
“Orad, pequeños Míos. Pedid
a Dios por que esos acontecimientos que se avecina para el hombre no ocurran.
Orad para que todos se arrepientan de todo el mal que hacéis hasta con
sus propios hijos. Muchos padres no
saben en que andan vuestros hijos ya que solo les interesa vivir el momento y no
se preocupan por ellos.
“Os tenéis que preparad, pero ¿cómo os podéis preparar?
Orad, unidos en familia. Orad
en los lugares de apariciones. Id a la iglesia.
Obedeced a Dios en cada momento. No
cometáis los errores que se cometen a cada momento en las familias con los
seres que más debéis de amar. Los
niños se van de vuestros hogares porque sus padres no saben amarlos ni
educarlos, y los dejan solos.
“Grandes acontecimientos vendrán del Medio Oriente que os sorprenderéis.
“Muchos inocentes mueren cada día, y los niños pagan las
consecuencias de la maldad del hombre. Vuestra
Madre Amantísima os avisa que debéis estar preparados y que no debéis olvidar
los Mensajes que Ella os ha dado desde que empezaron las apariciones en este
lugar que es pequeño, pero grande en bendiciones.
Vosotros debéis regocijaros por la bendición de tener hoy a los siervos
del Señor. Son pocos los lugares de
aparición que van sacerdotes, sin embargo ellos están aquí trayendo la
Palabra de Dios, a Jesucristo, Él que murió en la Cruz por cada uno de
vosotros y que vosotros aun no entendéis ese sacrificio.
“Vuestra Madre Amantísima seguirá apareciendo en muchos lugares,
aunque muchos no lo crean. A Dios le
gusta sorprender al hombre, escogiendo a los más humildes para llevar Su
Mensajes.
“El mundo está revuelto, no solo por la maldad del hombre, sino que
hoy hasta la naturaleza se está revelando contra el hombre por los abusos que
hacen en contra de ella. Orad, pequeños
Míos, porque grandes cosas se avecina para la humanidad, y entonces vosotros
recordareis estos Mensajes.
“Os amo, pequeños Míos, y os aseguro que si vosotros os mantenéis en
vuestros hogares orando y en las iglesias donde están los siervos del Señor dándoles
las bendiciones y anunciándoles lo que está por venir, vosotros os estaréis a
salvo de muchas cosas que van a ocurrir. Dios
escucha la oración, los pensamientos llenos de bondad y humildad, y los actos
de caridad hacia aquellos que más lo necesitan.
Vuestra Madre Amantísima está en vuestros corazones, suplicando que os
escuchéis los Mensajes que Ella os da de los acontecimientos que se acercan a
la humanidad por la desobediencia, por la maldad, por los asesinatos, por los
abusos sexuales en contra de las criaturas, por los abortos.
El hombre sufrirá las consecuencias de sus acciones.
Vuestra Madre aparece en muchos lugares y seguirá apareciendo anunciando
todo lo que se avecina para el mundo. Debéis
confiar en vuestra Madre Que os ama y os protege en todas partes del mundo.
Todo el que cree en el Padre Celestial también tiene que creer en
vuestra Madre Amantísima.
“Vuestra Madre Amantísima os bendice en este día.
Recordad que en todas partes donde vuestra Madre aparece, Ella está
obedeciendo al Bien Amado Jesús, Quien La envía para que revele al hombre los
acontecimientos que ocurrirán por la humanidad.
No va a pasar mucho tiempo para que lo que se anuncia suceda.
“El hombre de hoy es egoísta, solo piensa en su propio bienestar.
Se olvida de los que no tienen nada.
“Os amo, pequeños Míos y os pido que oréis de corazón.
Vuestra Madre acompaña a cada corazón que da a los necesitados, porque
con ellos, están el Bien Amado Jesús y vuestra Madre, la Virgen María.
Recuerden donde está la miseria y el dolor, ahí están el Bien Amado
Jesús y vuestra Madre Amantísima.
“Estad preparados, pequeños Míos, porque la ira de la naturaleza se
volcará contra el hombre, y si no estáis preparados, pereceréis.
Orad a tiempo y a destiempo. Acudid
a la iglesia, donde están los siervos del Bien Amado ensenándoles el Camino
recto por donde debéis caminar llenos de amor, sacrificio, y verdad.
“Os amo y os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo. Amen.”
Marzo
22, 2015
“Mi pequeña, abre las
Sagradas Escrituras a la Epístola
de
San
Pablo a los Gálatas,
Capitulo 3, Versículos 15-29:
‘Hermanos, hablo en términos
humanos: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida,
ni le añade. Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.
No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu
simiente, la cual es Cristo. Esto, pues, digo: El pacto previamente ratificado
por Dios para con Cristo, la ley que vino cuatrocientos treinta años después,
no lo abroga, para invalidar la promesa. Porque si la herencia es por la ley, ya
no es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la promesa.
Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones,
hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por
medio de ángeles en mano de un mediador. Y el mediador no lo es de uno solo;
pero Dios es uno. ¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna
manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera
verdaderamente por la ley. Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para
que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero
antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada. De manera que la ley ha sido nuestro ayo,
para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero
venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en
Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo
estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros
sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la
promesa.’ ”
Marzo
29, 2015
Hoy,
Nuestro Señor preguntó Rosa para abrir las Sagradas Escrituras y leer desde Hebreos, Capítulo
9, Versículos 23-28:
‘Fue, pues,
necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero
las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró
Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo
mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas
veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre
ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el
principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó
una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el
pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una
sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una
sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin
relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.
Entonces,
Él le pidió a leer desde
Capítulo 10, Versículos 1-18:
‘Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la
imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra
manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez,
no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año
se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos
cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice:
Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y
expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh
Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.
Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado
no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y
diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo
primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. Y
ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas
veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados; pero Cristo,
habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha
sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus
enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados. Y nos atestigua lo mismo el Espíritu
Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados
y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el
pecado.’