Mensaje Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos

Marzo 13, 2012

“Mis pequeñas criaturas, vuestra Madre Amantísima se os quiso aparecer en este maravilloso Misterio del Sagrado Rosario de vuestra Madre Amantísima donde Jesús, el Bien Amado, a los tres días resucitó y después ascendió al Cielo.  Vosotros, cuando entréis al sueño eterno, y os encontréis con el Bien Amado, allí daréis cuenta al Padre Celestial de las cosas buenas y malas que habéis hecho en este mundo que Dios hizo con tanto amor, pero que el hombre lo ha convertido en dolor y sufrimiento para la humanidad. 

Vosotros no sabéis lo que significa que vuestra Madre Amantísima aparezca en todas partes del mundo para traeros el Mensaje de Amor del Bien Amado, porque las criaturas en este tiempo en que vosotros vivís están descarriadas, están apartados de la familia, odian a sus padres, odian a sus hermanos, y son capaces por vivir la vida que ellos quieren vivir revirarse con todo lo que está escrito para el hombre en las Sagradas Escrituras.  Si los padres de las criaturas de hoy acudieran con sus hijos en masa a todos los templos donde se sacrifica el Cuerpo y la Sangre de Jesús, el hombre sería diferente, porque los niños crecerían amando lo que está escrito en las Sagradas Escrituras.

Hoy, vuestra Madre sufre, llora Sangre y aceite en muchos lugares donde aparece.  Muchas personas no comparten el aceite que derrama vuestra Madre para sanar las enfermedades en todas partes, porque el hombre lo guarda para sus propias necesidades y no para dárselo a las criaturas que verdaderamente les hace falta.

Vuestra Madre está contenta por ver llegar a este pequeño lugar muchas personas que verdaderamente cree.  Creen en la Palabra de Dios, creen que vuestra Madre puede aparecer en cualquier parte y a cualquier ser humano si está verdaderamente caminando en la fe y en el Camino que vuestro Padre Celestial os dejó a través del Bien Amado, Jesús de Nazaret.  Recordad cuantas personas seguían a Jesús, y con cuanto amor el Bien Amado hacia milagros a través de la fe del hombre.  Él les preguntaba, ‘¿Creéis?’  Si decían, ‘Sí,’ entonces Él decía, ‘Recibid,’ y eran sanados. 

En todas partes de apariciones Marianas, vuestra Madre Amantísima os da esa seguridad de que si el hombre camina con la fe en los lugares que vuestra Madre aparece, aunque vosotros todos no la veáis, son para hacer sanaciones, para convertir al hombre, para que el hombre rectifique su forma de pensar y su forma de actuar y camine en el único Camino que Jesús os dejó cuando os dijo, ‘Yo Soy el Camino,’ y en ese Camino cada uno de vosotros que sois bautizados tenéis el derecho de ser salvos.

Todos aquellos que estáis bautizados sois miembros del Espíritu Santo, y el Espíritu Santo os guía donde quiera que vosotros vayáis.  El hombre se olvida hoy que cada criatura que nace no solamente hay que bautizarla para dedicársela a Dios, sino hay que consagrarla a vuestra Madre Amantísima a través de Jesús.  Cuando es consagrada, Jesús lleva de la mano a María para que María conduzca a esa criatura todo el tiempo que viva en este mundo que es atroz a pesar de ser un mundo hecho con amor.  Hoy en muchos lugares, vosotros veréis como se derrama sangre por las cosas malvadas en este mundo en que vosotros vivís, llenos de maldad, envidia de celos, y de querer más que otros.

Vuestra Madre os dice que este tiempo es de meditación cuando vosotros recordáis el Vía Crucis del Bien Amado.  Él siempre toca vuestras puertas.   Vosotros tenéis que poner una Cruz del Crucificado en la entrada de vuestras casas porque fue por la Sangre que Él derramó que el mundo fue salvado.  Hoy, más que nunca, tenéis que resguardaros en la fe, en la oración, recibiendo la Eucaristía en el templo que el Bien Amado os dejo donde es sacrificado para que vosotros seáis salvos.

El mundo no se salvará si vivís la vida en orgías o en otros caminos malos.  El mundo se salvará a través de cada uno de vosotros si actuáis verdaderamente como actúo Jesús cuando caminó entre vosotros.  Debéis hacer caridades, dar limosna, promover paz, y recibir la Eucaristía.  Dar amor hacia los demás.  Ese es el Camino que Jesús os dejó.  No os desviéis de ese Camino, id a la Confesión porque si no os arrepentís, no podéis ser salvos.  Caminad el Sendero que os dejó Jesús a través del amor. 

Recordad siempre que vuestra Madre os dice que la mejor oración que vosotros podéis hacer es el Rosario tan maravilloso que vuestra Madre dió a Santo Domingo de Guzmán.  No tiene que cambiar ni una tilde de lo que dice el Rosario; tenéis que orar el Rosario como se lo dió originalmente a Santo Domingo de Guzmán.  No oréis el Rosario en grupos que se forman para hablar mal de cada uno de los que están allí con murmuraciones o aberraciones mentales, porque allí no está ni María ni Jesús.  El mejor Rosario hacedlo en familia, meditando cada Misterio.

Cada uno de vosotros, si caminas en el Sendero que Él os dejo, podéis ser como una pequeña Biblia cuando proclaméis la Palabra de Dios.  Os digo y os repito el mejor resultado del Rosario que vosotros ofrecéis a María es hacer la caridad.  Vosotros no sabéis que cada vez que vosotros hacéis la caridad en cualquier lugar podréis ser vuestra Madre Amantísima disfrazada de mendiga, de borracha, drogadicta que se os aparece para ver lo que vosotros tenéis en vuestros corazones y si son capaces de dar una limosna a aquellos que os la piden, sin pensar en qué, ellos van a usar esa limosna.  Haced limosna, pero que lo sientas en el corazón.  Orad el Rosario, meditando cada uno de los Misterios para que aprendáis a caminar verdaderamente con vuestra Madre, teniendo humildad y esperanza de que María escuchará con amor vuestras peticiones.

Hay muchos que están aquí graves, ancianos y niños, y vuestra Madre viene para acariciaros a todos con Su Corazón y con Sus Manos.  No es la pequeña criatura [Rosa] la que os toca, es el Espíritu Santo a través de Jesús y María.  Poned vosotros el corazón en vuestra Madre, abridlo, pedidle disculpas a Dios si en algo habéis ofendido, sed humildes, recordad siempre que la Confesión con los pastores que Él os dejó es la mejor forma de que vosotros humilléis vuestros sentimientos, vuestros corazones, vuestras soberbia, y en esa Confesión que hacéis a los pastores que os dejé, ahí es donde vuestro Padre os escucha.  Muchos dicen, ‘Yo hablo con Dios solo, y no necesito la Confesión,’ pero Jesús os dejó la Iglesia y a los pastores para que os arrepintáis y confeséis todos vuestros pecados.  Jesús os dejó a los pastores para guiar a Su rebaño como cuando caminó en este mundo en que vosotros hoy regocijáis, pero también sufrís por la maldad que existe. 

Muchas cosas van a venir para la humanidad.  Es el tiempo de que el hombre reciba la justicia por todas sus acciones y travesuras que ha hecho en sus vidas.  Acordaos de las mujeres abusadas, de los niños abortados, de los niños asesinados después de haber nacido, y abandonados donde se los puedan comer los animales y no son encontrados.  Orad, orad, porque esas mujeres que salen en estado aprendan amar a sus criaturas en el vientre y las sepan cuidar y guiar en la vida para que Dios pueda estar con ellas también, porque hoy las madres son más mujeres que madres. 

Pequeños Míos, os digo y os advierto de muchas cosas.  Estad alertas, porque una gran recesión está llevándose a cabo en el mundo entero.  Vais a carecer de muchas cosas que hoy todavía tenéis.  Debéis guardar alimentos para los tiempos que vienen cuando se cumpla un año debéis de repartirlo entre las personas que lo necesiten y que vosotros no habéis tenido la oportunidad de consumir.  Recordad que debéis de guardar agua, el agua no se daña si vosotros le ponéis unas gotitas de los santos oleos a esos pomos de agua donde vosotros los guardáis. 

Acuérdense que vuestra Madre os visita en todas partes y que no todos la podéis ver, nada más aquellas personas que Jesús escoge.  La pequeña [Rosa] dice: ‘A mi escogisteis poniendo mi nombre en una cajita,’ pero Jesús le dice, ‘Yo te recibí cuando estabas naciendo para que sirvieras al Padre Celestial.’

Os pregunto a cada uno de vosotros, ‘¿Si sois capaces de abandonar todo lo que tenéis en este mundo para seguir a Jesús, abandonar hijos, esposos, comodidades, para poder seguir y decirle a Jesús, sí, os seguiré, yo estaré contigo?’  Dios sabe cuales son todas aquellas personas que renuncian a todos cuando dicen sí al Llamado de Jesús, y que son escogidos por Él, no porque seáis perfectos, porque en este mundo no hay ninguno perfecto, solo Dios. 

Para terminar, pequeños, os bendeciré durante el Rosario con el Espíritu Santo.  Las criaturas que están aquí os darán las rosas que os he dicho que debéis compartir con las personas enfermas.

Orad, orad, por sus hijos, por sus familias, para que Dios iluminaré el Camino, y también que no haya tantos inocentes muertos por la cobardía y la maldad de los hombres.

Os bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.  Amen.”

 

El Mensaje de Marzo 13, 2012 Continúa

                Abrid las Sagradas Escrituras y escribir desde San Juan, Capitulo 20, Versículos 24-29:  Empero Tomás, uno de los doce, que se dice el Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. Dijéronle pues los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Y él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Y ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Vino Jesús, las puertas cerradas, y púsose en medio, y dijo: Paz á vosotros. Luego dice á Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos: y alarga acá tu mano, y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel. Entonces Tomás respondió, y díjole: ­Señor mío, y Dios mío! Dícele Jesús: Porque me has visto, Tomás, creiste: bienaventurados los que no vieron y creyeron.’ Amen.”

 

TESTIMONIO

Fecha:        Marzo 30, 2007
Nombre:     Pedro Ortega
Ciudad:      n/a

Descripción de la Revelación Espiritual:

Yo, Pedro Ortega, quiero dar testimonio de que fui curado de leucemia en el Santuario de la Virgen Milagrosa por la vidente Rosa López después de varios meses de asistir al mismo.

Agradezco a nuestra Virgen María y al Señor por interceder por mi sanación.