Mensaje
Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Mayo
13, 2007
“Mis pequeños, Mis pequeñas criaturas, hoy
vuestra Madre Amantísima os visita en todas Sus advocaciones porque este es el
día de una advocación especial, pero todas son la misma Virgen Maria.
Cada uno de vosotros reconoceréis a vuestra Madre en la advocación que
vosotros veneráis.
“Este tiempo que vosotros vivís es el tiempo también
del Buen Pastor, del Pastor que viene y a nacido para traer la Luz a este mundo
convulsionado, lleno de maldad y de negación de todo lo que hable de Dios y de
Jesús. Nació la Luz cuando vuestra
Madre dijo Sí. Cuando la Mujer sin
tener un esposo legal podía declarar que esperaba una criatura.
Vuestra Madre dijo Sí, he aquí la esclava del Señor hágase en Mi
vuestra voluntad.
“Vuestra Madre esta preocupada por cada una de las
criaturas que Dios le dio el don de poder engendrar en vuestro vientre el sello
virginal de un hijo porque la mujer de hoy se ha convertido en más mujer que en
mama. Ahora, las niñas que deben
jugar o estudiar tienen hijos y creen que son juguetes con los que pueden jugar
sin darse cuenta que son criaturas divinas de Dios.
Muchas de esas niñas que hoy contraen relaciones sexuales sin haber
santificado esa unión conciben hijos que después los abandonan, los asesinan
los abortan.
“Hoy vuestra Madre viene en todas las advocaciones
como la Madre Amantísima, la Madre que cobijó en Su Seno al Rey de reyes, la
Sagrada Eucaristía. Vuestra Madre
caminó todo el tiempo en Su Vientre Virginal con la Sagrada Eucaristía, esa
Eucaristía que vosotros hoy no respetáis y no la ingerís con el debido
respeto y humildad.
“Vuestra Madre Amantísima hoy es la Madre del
Verbo, de ese Verbo Viviente que cobijo en el primer Santuario de Dios en la
tierra. Dios se engendró en vuestra
Madre cuando Ella dijo Sí e hizo el primer Tabernáculo de Amor donde Dios
hecho en un pedacito de Pan sin levadura tenia la potestad de liberaros a cada
uno de vosotros cuando padeciera en la Cruz y en la muerte vil ahí Él se
convirtió en Pan para alimentar vuestro espíritu y vuestro cuerpo.
Hoy, los hombres no reconocen lo que significa ese pedacito de Pan en la
Sagrada Eucaristía. Hoy, el hombre
no quiere que le hablen de Dios. El
hombre vive de espalda a los acontecimientos que ocurrieron dos mil años atrás
por el cual vuestro Padre Celestial se hizo hombre y murió por cada uno de
vosotros para salvarlos de vuestros pecados.
“Si vosotros recordáis, desde que vuestra Madre
Amantísima en la aparición de La Salette a los dos pastorcitos, os decía todo
el tiempo lo que ocurriría en el mundo si el hombre no se convertía y no
consagraba a todos los pueblos al Corazón Inmaculado de Maria.
Al igual en Fátima donde pido conversión, oración y sacrificio.
“Maria os viene advirtiendo en todo el mundo los
grandes acontecimientos que vendrán para el hombre por su desobediencia y por
su maldad. La Virgencita, vuestra
Madre, Madre de todos los hombres, Madre de la Iglesia, Madre del Santísimo
Rosario, venia también apareciendo como la Virgen de Guadalupe a Juan Diego,
una pequeña criatura que no tenia conocimiento de nada de lo que significaba
una aparición; os advirtió lo que ocurriría al hombre si el hombre no dejaba
de ofender a Dios, con sus actos, con sus aberraciones, con sus fornicaciones,
con sus mentiras, con su egoísmo, con su hechizaría, doblando rodillas a ídolos
que nada tiene que ver con el Verdadero Dios.
Cuando el hombre ponga delante de él a Dios y consagre todos los días
todo lo que es, todo lo que tiene, y de gracias a Dios.
Hasta que el hombre no haga lo que vuestra Madre os pida a través de Jesús
no cambiaran las señales que a través de la naturaleza, que es Dios, seguirá
dando para que vuelvan los ojos de nuevo al altar donde esta el Santísimo
Sacramento con los pastores que os dejo para perdonar vuestros pecados.
“Recordad pequeñas criaturas, que vuestro Padre
Celestial os habla y os dice: ‘Doblad
rodilla, doblad rodilla frente a Él.’ Humillaos,
confesaos y arrepentíos para que duerma de nuevo el maligno que está suelto en
el mundo tratando de arrastrar todas las almas que encuentre en su camino.
Cuando las madres oculten, vistiendo decorosamente a sus criaturas para
que no despierten la maldad de aquel que vigila para secuestrarle a un hijo para
violarlo para asesinarlo, hasta que la mujer no se acuerde de que es madre más
que mujer no dejará Dios de derramar Su Justicia en el mundo.
“Vuestra Madre para terminar en este pequeño lugar,
os ha dicho todo lo que vendrá – la contaminación de los alimentos, los
deslaves de tierra, los fuegos, las inundaciones, las olas derramándose en los
pueblos y arrasando con todo lo que alcanza.
Todavía no ha venido lo peor. Cada
cual recibirá lo que cada cual siembra. Seguirán
abriéndose los mares llevándose las arenas y destruyendo la naturaleza viva.
El fuego que seguirá cayendo del cielo y el azufre que sale
de debajo de la tierra.
“Cada vez que vosotros negáis a Dios, estáis
negando la Divinidad y la Majestad Divina. Arrepentíos,
convertíos, confesad vuestros pecados, comulgad y guardad la virginidad para
cuando vosotros encontréis la verdadera pareja que respete vuestros cuerpos y
respete vuestra dignidad de mujer. La
mujer no debe de seguir siendo símbolo de la fornicación, de la prostitución,
de la denigración del cuerpo que no le pertenece porque le pertenece a Dios.
“Vosotros pronto veréis como se convulsionará
vuestra América, acordaos que siempre os he dicho guardad alimentos que no se
echen a perder y denarios en vuestras casas porque llegará un momento en que no
podrán sacar nada donde lo tienen oculto [los bancos] para sufragar lo que se
lleven a la boca.
“Verán
convulsionarse América, en una visión que le di a la pequeña criatura [Rosa],
pronto el gobierno que está en la isla pequeña [Cuba], abrirá las puertas del
mar y el gobierno en las grandes ciudades [de los Estados Unidos] estará
preocupado por alojar a ese pueblo que vendrá a formar una catástrofe en los
Estados Unidos. Orad, orad y
recordad que el tirano de esa pequeña isla no existe; está dormido.
“Os amo y os bendigo en el Nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.”