Mensaje Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos

Mayo 13, 2005

 

“Mis pequeños, Mis pequeñas criaturas, hoy es un día especial para vuestra Madre Amantísima.  Os he querido sorprender a cada uno de vosotros en este Misterio tan hermoso, que es donde Mi Bien Amando, Mis pequeñas criaturas, se reveló cuando derramó Su Espíritu Divino a cada uno de los apóstoles y a vuestra Madre Amantísima.  Es muy especial este Misterio, Mis pequeños, porque vuestro Padre, a través del Espíritu Divino, se reveló al hombre, a los primeros sacerdotes de la antigüedad, aquellos que caminaron con cada una de las criaturas.

“Hoy os traigo un Mensaje de Amor para cada uno de vosotros.  Abrid vuestros corazones para que Jesús, con Su Espíritu Divino entre en cada uno de vuestros corazones y domine vuestras almas para que se acerquen a Él. 

“Recordad que vuestra Madre Amantísima os visita en muchos partes del mundo y también en este pequeño lugar para traeros la paz que todos necesitáis en este tiempo de negación y de maldad entre los hombres. 

“Recordad siempre que os he dicho que el Espíritu, cuando se regocija en una criatura, lo hace para sanación del alma y del cuerpo.  No podéis negaros a la reconciliación con el Bien Amado.  Todos necesitáis regocijarse en el Camino de Jesús en este tiempo donde existe tanta maldad, tanta desobediencia, tanto dolor, tantas familias desintegradas, tantos niños abandonados por sus propios padres, tantos niños abusados, asesinados, violados y secuestrados.

“¿Sabéis qué es lo que está pasando en este mundo en que vosotros vivís?  Siempre os he dicho que hasta que el hombre no vuelva los ojos a Dios, hasta que no crea en los milagros que Dios reparte en todos partes del mundo, no vendrá la paz en este mundo convulso, lleno de negación al amor, de negación a la Iglesia, de negación a los sacerdotes. 

“Tenéis una misión muy grande, no sólo tenéis que orar por los seres que amáis, sino que tenéis que orar por todo este mundo lleno de ambición, de maldad y de criminales que no reciben el verdadero castigo de la Justicia Divina, ni de la justicia del hombre. 

“Vosotros tenéis que recordar cuando Moisés sacó de Egipto a los judíos para llevarlos a la Tierra Prometida.  Dios derramó Su Justicia en todos aquellos que desobedecían y no quieran cumplir con la Ley que el Padre Celestial había dado para cada uno de los hombres en la tierra.  La Ley fue escrita para todos los tiempos, no solo para el tiempo de la antigüedad. 

“Dios les envía a través de Su Hijo Amantísimo Jesús milagros en todos partes para que el hombre abra los ojos y vea las señales que a través de las apariciones Marianos ocurren en todos partes del mundo.  Pero el hombre no quiere escuchar, ni quiere abrir los ojos para ver.

“En este año, cada uno de vosotros veréis como Dios manifiesta Su Justicia en el mundo.  Cada uno veréis cómo Dios derrama Su Misericordia Divina en el hombre y como derrama también Su Justicia Divina.

“Jesús Resucitó y por Su Resurrección perdona todos vuestros pecados y cumple con lo que había prometido.  ‘Vosotros matareis Mi Cuerpo, pero no Mi Alma,’ dice Jesús.  Él Resucitó para daros la esperanza de la resurrección.  Resucitad, Mis pequeñas criaturas, resucitad en el amor, en la fe, en la esperanza, en la caridad y para que se acaben los abusos en contra de los niños, de los ancianos y de los enfermos, que dejáis morir en la soledad de un asilo de ancianos o de un hospital.

“Orad, porque América se revuelca en su propio fango.  Europa tendrá que doblar rodillas, y los hombres tendrán que volver los ojos a Dios para que vuelva la esperanza a esta humanidad corrupta y llena de ambiciones.

“Os bendigo, Mis pequeños, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.  Amén.”