Mensaje Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Agosto 13, 2005
“Pequeños
Míos, el hombre sigue con su afán de conquistar el espacio el cual no le
corresponde,
esto sólo le corresponde a Dios, en vez de preocuparse por la miseria,
la hambruna que existe hoy en el mundo.
El mundo está viviendo en estos momentos, momentos de crisis y tienen
que apelar en sus corazones a la caridad, caridad para con los pobres y con los
más necesitados.
El mundo está falto de amor, de comprensión, pero si os refugiáis en
el Bien Amado, Él os cobijará.
“Se
acercan momentos difíciles y cada uno de vosotros será llamado a ser hermanos
en la fe.
Recordad siempre, hermanos en la fe así con vuestros vecinos, vuestros
amigos y que en un momento determinado seréis llamados y debéis de acudir a
ayudar para salvar a otras criaturas.
“El
mundo, el oribe terráqueo, está en crisis y son los hombres, pequeños Míos,
quienes han traído la devastación, la destrucción, el dolor, y las
enfermedades a los seres humanos.
“Hoy,
el hombre se reparte la sangre del ser humano como si fuera un manantial de agua
viva para salvar a otros y no sabéis que la salvación de cada uno de vosotros
está en cada línea sanguínea de cada una de sus familias.
“¿Sabéis
vosotros cuántas personas oran para que aparezca un órgano humano para salvar
a otro; cuántos oran para que perezca uno para salvar a otro?
¿Por qué no acudís a la oración, al milagro?
Los milagros existen, pequeños Míos.
Cuando vosotros oráis con el corazón, humillado ante Dios, pidiéndole
perdón por vuestros pecados y por los pecados de los que están enfermos
recibiréis la respuesta que os dará en Su debido tiempo.
“Orad,
pequeños Míos, a tiempo y a destiempo.
Consagrad a vuestros seres amados a vuestras comunidades para que Dios
haga el milagro de que cuando salgáis de vuestros hogares podáis regresar a
salvo.
“Antes
de que finalice este año de crisis para todos, seréis testigos de grandes
acontecimientos para la humanidad.
“Orad
a vuestro Padre Celestial para que perdone a todas aquellas mujeres que se
olvidan del don de la maternidad y dejan a sus hijos en manos de otros que nada
tienen que ver con esas criaturas.
Orad, porque el hombre en vez de clonar seres humanos, clone órganos
para salvar a la humanidad de las epidemias que se avecinan para el mundo.
“Orad
por los niños nacidos y por nacer, por los niños abusados sexualmente que les
matan la inocencia desde la edad de 2 y 3 años.
¿Creéis vosotros que vuestro Padre Celestial perdonará las
aberraciones sexuales que ocurren en todos partes del mundo?
Recordad, la sangre de un inocente pedirá en todo tiempo justicia.
“Orad
por el Santo Papa Juan Pablo II, que está aquí con vosotros.
Mi pequeña lo ve como os ve a todos vosotros.
Él quiere que se cumpla todo lo que Él dejó escrito para su sucesor.
Decid en vuestro interior:
‘Gracias, Señor, porque el Papa de todos, Él que está en el cielo,
se ha manifestado en este lugar.’
“Cada
uno de vosotros, si tenéis fe, podéis
decir que se mueva esa montaña y se moverá.
“Jesús
ha bendecido esta agua [se refiere a la fuente de agua afuera de la casa].
Todo el que tome de ella y se la ponga en los lugares donde tienen el
mal, recibirán sanación porque está escrito que así sea.
“Mientras
Mis pequeñas criaturas terminan el Rosario, Mi pequeña sierva irá al frente
de la fuente.
Traerá a todos los enfermos para echarles de esta agua como Juan el
Bautista hizo con Jesús y los enfermos de la antigüedad.
“Recordad
que en el Antiguo Testamento un signo con sangre fue puesto en las puertas de
los creyentes de esos tiempos para que el Castigo Divino no los tocara.
Haced lo mismo hoy, pero no con sangre, sino con la Cruz del Bien Amado,
que Él cargó por todos vosotros.
Poned el Crucifijo en vuestras puertas para que proteja vuestros hogares
del ángel de la oscuridad.
“Os
bendigo a todos pequeños Míos.
Acudid a vuestras iglesias.
Arrodillaos al frente del Santísimo
Sacramento del Altar y poned en Sus Manos, ahí en Su Cuerpo, en Su
Sangre, todas las aberraciones, todas vuestras debilidades y todas vuestras caídas.
“Vosotros
no podéis creer en este lugar si no vais a la Iglesia, que es el Camino que
vuestro Padre os dejó.
Si vosotros no creéis en eso, no podéis creer en lo que está
ocurriendo en este lugar.
“Os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amen.”