Mensaje
Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Septiembre
13, 2004
La
Virgen viene hoy vestida de blanco. Jesús
viene con Ella porque es Quien lo Glorifica.
“Mis
pequeñas criaturas, vosotros no sabéis con cuánto amor vuestra Madre Amantísima
os aparece, no sólo en este pequeño lugar, que es pequeño, pero grande en
la Divinidad de Mi Bien Amado. No
sabéis en cuántos lugares vuestra Madre Amantísima hoy reparte el Maná que
cayó del cielo pero que Mi Amado Jesús os trae a través de las apariciones
de vuestra Madre Amantísima.
“Vosotros
no sabéis que en el mundo hay grandes, grandes templos, templos llenos de oro,
llenos de piedras preciosas, dedicados al Amor de Jesús y al regalo que os
trajo en la Crucifixión y en los Misterios Dolorosos. Él os regala ese Maná que es Su Cuerpo para la alimentación
espiritual de cada una de las pequeñas criaturas que habitan en este mundo,
hoy convertido en Sodoma y
Gomorra.
“El
Bien Amado no necesitó para habitar en el mundo templos llenos de ese oro que
el hombre le dedica, a Él que todo lo merece.
Él es el Rey de reyes, dueño del mejor templo que habitó en la
tierra, aquel que Dios mismo en Espíritu convirtió en el templo más
maravilloso para el Bien Amado, el Vientre de vuestra Madre Amantísima,
Vientre Inmaculado. Él se
glorificó en Mí, que soy la más pequeña de las criaturas cuando Dios a
través del Ángel, dijo: ‘Maria,
alégrate, llena de Gracia, el Señor está contigo.
Bendita Tú entre las mujeres porque has concebido la maravilla del
Dios encarnado en vuestro Vientre.’ No
hay mejor templo en el mundo que vuestra Madre Amantísima para cobijar el Rey
de reyes.
“El
hombre necesita grandes cosas para creer.
Hoy os digo que para creer solamente se necesita mucha fe, esa fe que
se engendra en cada uno de vosotros cuando tenéis una necesidad.
Vuestra Madre Amantísima os trae ese Maná que Dios regaló a través
del Espíritu Santo para que el hombre no siga pecando, para que no le sigan
dando la espalda a Aquel que con amor os dio el ágape de Su Cuerpo y de Su
Sangre. El hombre hoy lo mancilla
con sus manos, con sus pensamientos y con sus obras.
Cuánto dolor siente vuestra Madre cada vez que os tiene que llamar al
abrigo de esa Cruz que Él cargó por todos vosotros.
“Recordad
cuando Mi Bien Amado cargando Su Cruz se caía y se levantaba dejando Su
Cuerpo, Su Sangre y Su Piel en aquellas arenas secas que se sentían como
espinas. ¡Cuántas veces Mi
Amado se cayó! Cuántas veces el
hombre cae y cuando Dios a través de un milagro lo levanta, se olvida fácilmente
de aquel momento doloroso en que acudió a Él para pedir por sus necesidades. Pero vosotros lo olvidáis muy fácilmente.
“Hoy
os digo esto a todas Mis pequeñas criaturas, aquellas que no abrazan la Cruz,
aquellas que les da vergüenza decir: recibí
un milagro a través del Espíritu Santo y a través de la Madre Amantísima
que glorifica Su Señor. Cuántas
veces el hombre, Mis pequeñas criaturas, vosotros mismos, arraigados a una
misa que os dan aquellos que debiesen tener los templos abiertos durante el día
con el Santísimo Sacramento expuesto en el Altar, para que cada persona que
tenga una petición la lleve allí donde está expuesto el Santísimo Cuerpo
de Mi Bien Amado, pero que a Sus Pies nadie se arrodilla, ni se acuerda de dar
gracias, ni se acuerda de pedir perdón.
“Debéis
decir: ‘Perdóname Señor por
haberme olvidado de Ti, de que cuando me hiciste falta, me abristeis las
puertas de Vuestro Corazón para sanar mis heridas y tapar la sangre que
brotaba de mi herida y me sanasteis. Perdóname
Señor cada vez que niego que sólo Tú puedes hacer un milagro en el corazón
de cada ser humano.’ Abrid los
corazones para que Jesús, Mi Bien Amado, entre y cene con vosotros en cada
hogar para que así Él nos os diga un día, ‘No os he visto jamás, nunca
os he conocido.’
“De
la misma manera que Mi Bien Amado arrastró Sus Pies encadenados y Sus Manos
abrazadas a aquella Cruz por los pecados de cada uno de vosotros, vosotros
también, por vuestros errores, debéis cargar la cruz de esos errores.
¿Cuándo será que Mis pequeñas criaturas os daréis cuenta que Dios
os prueba en el dolor, os prueba vuestra fe y vuestra consistencia en el amor
a Su Hijo Amado?
“Os
quiero decir que no ha terminado la guerra en la Iglesia.
Hoy ha cambiado totalmente la esencia del Mensaje de Mi Bien Amado.
Por eso os aparece vuestra Madre Amantísima, para atraeros a que abracéis
la Cruz que es donde está la única salvación del hombre y que no la rechacéis.
“Orad
por el Santo Padre y por la Iglesia para que vuelva de nuevo a reinar en ella
el Misterio del Sacramento, y que sea respetado en el Altar con los pastores
que os dejé para conducir al rebaño y no para dispersarlo.
Tenéis que obedecer al Santo Padre que os está ordenando a todos que
dejéis de brincar, de bailar y de entrar incorrectamente en los templos para
adorar al Señor semidesnudos y ofender no sólo al Sacramento del Altar sino
también a los sacerdotes.
“Abrid
las Sagradas Escrituras en Isaías,
Capítulo 55, versículos 6-7: ‘
“Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, llámenlo mientras está
cerca. Que el malvado deje su
camino, que el perverso deje sus ideas; vuélvanse al Señor, y él tendrá
compasión de ustedes; vuélvanse a nuestro
Dios, que es generoso para perdonar.” ’
“Buscad
al Señor mientras puedan porque llegará el momento en que vosotros no podáis
encontrarlo y tendréis que orar a escondidas.
Cada uno de vosotros que no cumpla la Ley, será reprobado ante los
Ojos de Dios. Tenéis que estar
preparados como las doncellas, con las lámparas encendidas esperando a su señor.
“Recordad
siempre que cada uno de vosotros seréis testigos de grandes cosas que ocurrirán
en este mundo convulsionado por la maldad, el odio, la ambición, el egoísmo
y la soberbia.
“Os
bendigo Mis pequeños, haced la Señal de la Cruz. En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.”