Mensaje
Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Noviembre
13, 2004
Nuestra Señora
vino temprano vestida de blanco y hoy van a haber muchas sanaciones.
“Mis pequeñas
criaturas, vosotros no sabéis todo lo que vuestra Madre Amantísima os ama.
Cuánto sufre Mi Corazón cada vez que toco el de vosotros y no escucháis.
Vuestra Madre, Mis pequeñas criaturas, espera con amor que vosotros, cada día,
acudáis al refugio y se cobijen bajo el Manto de vuestra Madre Amantísima.
“Vuestra
Madre llora por el dolor que hoy los hombres causan haciendo sufrir a todos los
corazones de Mis pequeños hijos, aquellos que Mi Amado Jesús entregó al
Inmaculado Corazón de vuestra Madre Amantísima. Cuánto dolor, cuánta
angustia, cuánto sufrimiento hay en los corazones de las madres que pierden un
hijo, que lloran el martirio de un secuestro. El dolor de esas madres es
por los hijos que son secuestrados en las guerras en los países que se
revuelcan en la tortura, en el dolor que causan con esas armas mortíferas con
las cuales asesinan. No sólo asesinan aquellas personas y aquellos niños
que otros sin armas, solamente con un bisturí asesinan a las criaturas en el
vientre de las madres.
“Cuántos
hombres se pierden hoy. Vosotros, Mis hijos, Mis pequeños hijos, grandes
y chiquitos, que Mi Amado Jesús Me los entrega para que sane sus cuerpos y sus
almas, muchos tienen más enferma y corrupta el alma que el cuerpo, por eso hoy
vuestra Madre Amantísima os suplica, os ruega que oréis, oréis todo el tiempo.
“Cada vez
que vosotros miráis un pueblo, un país envuelto en una guerra parricida contra
sus propios hermanos, derramando sangre como derramó Jesús la Sangre en la
Cruz por vosotros.
“Como
derrama lagrimas Maria cada vez que un niño se pierde, no solo en el vientre
sino cuando ya ha nacido; en aberraciones sexuales cuando desgracian a una
criatura y la llevará al homosexualismo. Cuando van creciendo quedará en
sus corazones y en sus cuerpos el recuerdo de aquella violación que lo convirtió
en un homosexual. Cuánto sufre vuestra Madre por la confusión que hay
hoy en todo el mundo por no querer reconocer el error y seguir cometiendo el
mismo error al querer legalizar algo que es imposible legalizar [el aborto].
El Padre Celestial hizo al hombre y a la mujer para procrear.
“Vuestra
Madre, Mis pequeñas criaturas, ama a todos Mis hijos, pero condena la sodomía,
no sólo entre hombre y hombre y mujer y mujer, sino la sodomía que se comete
en los mismos matrimonios. Vosotros tenéis que recordar cuánto tiempo
sufrieron los judíos después de que los sacaron de Egipto. Cuántos años,
cuántos se quedaron en el desierto y no pudieron llegar a la tierra prometida
por la sodomía, por los abusos, y por las torturas entre ellos mismos por la
falta de fe en Dios.
“Hoy, Mis
pequeños el hombre está recorriendo ese mismo camino, no encuentra la tierra
prometida de paz y amor porque no tiene fe. Abrazan la cultura de la muerte,
abrazan la cultura de la mentira, de las aberraciones, por eso el Bien Amado os
dijo a través del Padre Celestial que no hay nadie santo porque el que no peca
de pensamiento, peca de hechos, o sino peca de omisión.
“Os puedo
contar hoy en este día a todas Mis pequeñas criaturas que digan ¿cuántas de
ellas acuden al Santísimo Sacramento donde está el Bien Amado expuesto, cuántas
se confiesan, cuántas comulgan arrodillados ante Él, cuántas? No creen.
Pocos son los que creen en apariciones porque a los ojos, a las imaginaciones de
cada uno de ellos se les escapa que Mi Amado Jesús pueda hacer milagros, puede
levantar una roca que no tiene ojos, que no tiene boca, que no tiene oídos y
hacerla hablar, como Él puede levantar a los enfermos incurables que se arrimen
con amor al sacrificio de la Cruz y pidan el milagro del Espíritu Divino entre
cada uno de vosotros porque en el hombre no se puede confiar, sólo en Dios.
“Las
oraciones, pequeños Míos, salvan. Las oraciones con fe, con amor,
levantan al invalido y lo hace andar. Orad, orad y cuidad a las criaturas
que hoy están con vosotros caminando, a cada hijo, a cada hermano, a cada
abuelo. Consagradlo cada día al Inmaculado Corazón de Maria y al Sagrado
Corazón de Jesús porque vosotros no sabéis cuando salen de vuestros hogares
cuando van a regresar o si van a regresar.
“Recuerden
que cuando venga la paz será por un tiempo indefinido, pequeño, y después será
el crujir de dientes y el derramar llantos. Escuchad todo esto y guardadlo
en vuestros corazones. Amén.
“Soy
vuestra Madre Amantísima, la Virgen Maria.”