Mensaje
Mensual de Nuestra Madre Amantísima para todos sus Hijos
Agosto
13, 2004
“Mis pequeños, hoy dije a todos Mis queridos hijos que se encuentran
en este lugar que le hablaría a través de alocuciones a Mi pequeña [Rosa],
pero ella no sabe que las cosas de Dios no se premeditan.
Mi Bien Amado quiso sorprenderla, para que sepa y se convenza que ni es
su mente, ni es su voluntad la que hace vuestro Padre Celestial.
[Nuestra Madre habló a través de Rosa, no a través de
alocuciones.]
“Pequeños,
pequeños Míos, Yo quiero que cada uno de vosotros reciba, a través del Espíritu
Divino de Mi Bien Amado Jesús, las bendiciones que Él os transmite para
vuestra salvación. Creer en un
milagro, sin que ninguno de vosotros lo hayáis visto, es la verdadera fe.
Recordad que Mi Hijo, Mi Bello Hijo, Murió en la Cruz por cada uno de
vosotros y, pequeños Míos, Él se lleva en la Cruz los pecados de cada uno
de vosotros cuando aceptáis en vuestros corazones el milagro, cuando creéis
que en vosotros se realiza esa Divina Bendición del Padre Celestial.
“Recordad
siempre, como os he dicho en todo momento, que estáis viviendo en una bomba
de tiempo, que ninguno sabe que lo
que va a sufrir mañana no es exactamente lo que cada uno sufre hoy, ni es lo
que cada uno sufrirá mañana. Si
atendéis verdaderamente el Mensaje Divino, cada uno de vosotros estaréis
preparados para recibir la Divina Gracia que Dios tiene reservado para cada
uno de Sus hijos. Él elige a Su
pueblo. Él vendrá a cada uno de
vosotros y repetirá en vuestros corazones el Llamado al Camino del Amor y de
la Luz. Él os llamará y
vosotros reconoceréis Su Voz, y no viviréis más en la sombra, en la
desobediencia, en la soberbia, en la ambición, en el egoísmo, y no creeréis
en los falsos profetas que os dan el mensaje equivocado que no os hace volver
al Verdadero Camino del Amor.
“Es
en la Iglesia que está el Santísimo Sacramento del Altar del Bien Amado
donde cada uno de vosotros encontraréis la Verdad, el Amor, el Camino, la fe,
la esperanza y la caridad.
“Hijos
Míos, pequeñas criaturas, volved a la Iglesia.
No os importe si un sacerdote, un de los pastores que os dejé, da
confundido el Mensaje Verdadero de Mi Bien Amado. Nada de eso tiene que importaros, sólo la intención que
cada uno tiene en el corazón.
“Confesaos,
doblad vuestras rodillas ante Él, abrid vuestras bocas para recibir la Comunión.
Ese es el Cuerpo de Mi Bien Amado y por eso Él murió en la Cruz, para
entregaros a cada uno ese regalo
de amor.
“El
mundo, pequeños míos, como os dije, es una bomba de tiempo.
Cuando menos penséis, esa bomba explotará y cada uno de vosotros tenéis
que estar preparados en oración. Recordad
que ninguna profecía se cumple exactamente cuando se dice.
Ninguno de vosotros sabéis cuando será y sólo en la oración
encontraréis paz y se evitará que las profecías se cumplan.
Sólo en la oración, pero en una verdadera oración de corazón a
corazón con el Bien Amado. Se
esperan momentos difíciles para toda la humanidad.
“Jesús
le dio a Mi pequeña criatura una revelación*
cuando
se encontraba visitando a un enfermo y a la familia de una de Mis pequeñas
criaturas, que hoy se encuentra aquí y
que todo el tiempo repite ‘Madre María te amo’.
Cada uno de vosotros, cuando repetís a vuestra Madre Amantísima que
la ama, debéis saber que Yo estoy ahí presente escuchándoos.
Y al que viene a buscar pruebas, Dios le da respuestas y no pruebas, ya
que Dios da revelaciones en sueños y a través de los elegidos.
“América
tiembla porque la malignidad, el anticristo, se quiere apoderar del mundo.
Con las oraciones de cada uno de vosotros podéis evitar que todo eso
ocurra.
“Hay
un país que su pueblo decidirá su verdadero camino, pero con violencia le
van a destruir la verdad y correrá la sangre, sangre inocente que pedirá
justicia al mundo. Se revolcará
en la sangre como se ha revolcado el otro pequeño país que está dominado
por el anticristo, el cual el mundo ha sido sordo, ciego y mudo a todo su
dolor. El maligno camina junto a
vosotros.
“Abrazad
la Cruz y proclamad al único Salvador del Mundo, Jesús.
Abrazad a María que viene con Él.
Vuestra Madre Amantísima es la primera Sierva de Jesús y fue el
primer Templo de Dios en la tierra.
“Llamad
a vuestros Ángeles y ellos acudirán a vuestro llamado cuando los invoquéis.
Orad para que Dios os perdone todos vuestros pecados.
Orad por los niños abortados que son asesinados, por las jóvenes que
mueren a manos de sus propios esposos. Estad alertas, tened siempre la luz de
la esperanza y de la fe encendidas en vuestros corazones y en vuestros hogares.
Caminad en la Luz, rechazad todo lo que os separe de la Iglesia Santa
Católica. Rechazad a todo aquel
que no ame la imagen de vuestra Madre Amantísima y de los santos que murieron
por vosotros y por la fe.
“Todos
los que os encontréis en este lugar acudid a la fuente que está a los pies
de vuestra Madre Amantísima; tomad de esa agua, llevadla a vuestros hogares,
la podéis aplicar en el lugar donde tengáis el problema, ahí está vuestra
Madre cada vez que la tocáis con vuestras manos y
la ponéis en el lugar que os duele. No sois vosotros, Mis pequeños,
soy Yo, vuestra Madre, quien os toca para sanaros.
“Vuestra
Madre está llorando por este mundo tan falto de fe de todos los seres humanos.
Orad por vuestros hijos, por vuestros vecinos, por todo el mundo, para
que haya paz en todos los lugares. Volved
a Jesús a través del Santísimo Sacramento del Altar.
Id en masa a la Iglesia y conversad con Jesús de corazón a corazón y
tened la llama del Espíritu Divino en cada uno de vosotros para que vuestra
Madre Amantísima os escuche e interceda por todas las aberraciones que cometéis
contra la naturaleza y contra el hombre en este mundo. Amén.
“Os
bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.”
*Revelación:
Cuando Rosa estaba en Nueva York en Julio 24, tuvo una visión de
un enorme mapa de los Estados Unidos y vio una bola gigantesca que explotaba
en el centro del mapa y que causaba una enorme columna de humo negro.
Este humo cubría muchos estados, pero no a La Florida.
Rosa oyó una voz que le decía: “Ora,
Mi pequeña, y exhorta a los hombres para que oren, porque la oración cambia
cualquier profecía.” Mientras
Rosa estaba en Nueva York, ella viajó alrededor de la ciudad orando en varios
sitios, incluyendo la Catedral de San Patricio.
En
Agosto 13, Rosa de pronto cayó al suelo en éxtasis y después explicó haber
estado arrodillada enfrente del Trono del Altísimo, rogándole a Él por
misericordia para que no castigue a los Estados Unidos.
Cuando Rosa se recuperó, lloraba profundamente y estaba asombrada
porque dijo haber visto que la explosión será causada por un arma biológica
y porque los voluntarios explicaron que Maria Esperanza, la visionaria de
Betania, Venezuela, también había orado alrededor de Nueva York y que había
muerto unos días antes.